Los incendios forestales en Chile han dejado miles de víctimas directas y millares de víctimas indirectas. ¿Cómo podemos cuidar y cuidarnos?
Los últimos días nos hemos enterado de la tragedia que viven miles de Chilenos en el centro sur de nuestro país: los temidos incendios.
La destrucción ha sido tremenda, y el dolor de tantos: inimaginable. Todo nuestro cariño, apoyo y buenos pensamientos para ellas y ellos que viven un periodo altamente traumáticos de sus vida.
Víctimas directas: la ayuda
Afortunadamente ya se está moviendo la ayuda, ¡la tan necesaria y urgente ayuda! Para las víctimas directas de este gran dolor. Si tú o un cercano necesita ayuda psicológica para esta emergencia, puedes ver aquí:
Víctimas indirectas
Hoy sin embargo, y considerando que afortunadamente ya hay ayuda moviéndose hacia las víctimas directas, es que nos enfocaremos en las indirectas. ¿a quiénes nos referimos? Sigue leyendo que te cuento más.
Las víctimas indirectas son (somos) todos aquellos que SÍN VIVIR el evento traumático de primera fuente, pueden tener algún tipo de afectación producto de lo ocurrido.
Los separaremos artificialmente en dos grupos, exposición secundaria y terciaria (quizás esto se pueda refutar teóricamente, pero nos ayuda a la explicación).
Llamaremos víctimas indirectas secundarias a todos aquellos que tienen familiares o cercanos como víctimas directas. Quizás les está tocando ser apoyo emocional o práctico hacia personas que están altamente desreguladas y muy sintomáticas. Quizás estén presenciando su sintomatología de reexperimentación, o escuchando su relato traumático. Hay evidencia que esto puede ser traumatizante de igual modo. Por lo mismo a cuidarse. Para cuidar a otros tenemos que prepararnos, si no, podemos acarrear también sus heridas.
Por otro lado, llamaremos víctimas indirectas terciarias a todos aquellos que aun estando a decenas o centenas de kilómetros de distancia con el lugar siniestrado, se pueden ver afectados por la tragedia. Aquí cabemos muchos. Casi todos los que nos exponemos a medios de comunicación masivos, ya sea televisión o RRSS. ¿Sabían ustedes que De acuerdo a este estudio de CNTV los niños y niñas que estuvieron expuestos a las imágenes de televisión del terremoto 2010, manifestaron angustia, inseguridad, miedo y temor a estar solos atribuible a la cobertura televisiva? Esto incluso a miles de kilómetros de distancia, lugares que incluso el suelo no se movió, pero que sí estuvieron expuestos a ver lo ocurrido a través de televisión. Hay estudios similares en cuanto a la cobertura de medios durante la pandemia.
¿Qué queremos decir con esto?
Que hay que cuidarnos. Que exponerse diariamente a horas y horas del dolor ajeno, no es gratuito, nos pasa la cuenta. Esto se puede ver sobre todo en población más vulnerable, en este caso:
- Niños y niñas
- Adultos mayores
- Personas viviendo alguna situación de salud mental/emocional (depresión, ansiedad, etc).
- Personas que ya hayan vivido un trauma anteriormente
¿Qué síntoma podemos ver?
Principalmente aumento de la ansiedad, nerviosismo, temor e inseguridad. Esto se puede manifestar desde respuestas conductuales, emocionales, cognitivas incluso (ej: niños más hiperreactivos, personas con llanto fácil o dificultad para concentrase o dormir, entre muchas otras).
Quienes han vivido trauma en el pasado, pueden desarrollar sintomatología por la misma línea, es decir: estar hiperalerta con sensación de peligro inminente o “saltones”, temor ante la pérdida del aparente control ante alguna situación, respuesta de congelamiento, lucha o huida.
¿Qué hacer si somos víctimas indirectas y nos sentimos afectados?
Primero es preguntarte ¿qué de lo que está pasando allá afuera es lo que más me afecta?, ¿por qué me afecta especialmente esto?, ¿cómo se relaciona esto con mi propia historia y propios dolores? Esto es importante para hacer la separación entre el dolor actual de quiénes están sufriendo hoy, y lo que nos puede doler a cada uno por nuestras experiencias de vida. Ej: he vivido varias situaciones límite en mi vida, y al enterarme de lo que está ocurriendo ahora, me pongo en alerta máxima y con la sensación de estar en peligro en cualquier momento.
Segundo ¿qué cosa está en mis manos para ayudar a quiénes viven esta tragedia de manera directa?, ¿de qué manera me puedo comprometer para otorgar mi aporte? Ej, quizás una donación a alguna campaña específica, como a Bomberos, a niños o a animales me llega de manera más directa. O quizás difundiendo formas prácticas de cuidar la salud respiratoria o física de los afectados. Cada uno/a puede ver su propia forma de ayudar, la que le haga sentido a cada uno.
Tercero, ¿qué estoy haciendo para cuidarme y cuidar a los que quiero respecto al manejo de la información y el dolor ajeno?, ¿qué decisiones puedo tomar que vayan en beneficio mío y de mis cercanos? Ej, quizás me di cuenta que en mi casa la televisión está encendida todo el día escuchando los relatos de dolor, y puedo proponer a mi familia que lo restrinjamos a un momento al día. De esta manera cuido tanto mi salud mental como de las personas con las que vivo.
Por último y finalmente, es reconocer que el dolor que nos genera el sufrimiento ajeno tiene que ver con nuestra capacidad empática. No es allí el problema, en sentir. Sino en cómo esto nos puede afectar al punto de dejar de cuidarnos a nosotros mismos, algo que no podemos olvidar.
Un abrazo enorme a cada uno/a, saldremos adelante también de esto… ¡a cuidarnos en el proceso!
Cariños, Carol